Datos Tenerife
Hemos puesto a vuestra disposición en esta sección algunos datos de interés sobre Tenerife, y lo hemos dividido en los
siguientes apartados:
Distintas secciones de información de Tenerife:
· Población de Canarias y Tenerife
· Consideraciones Generales: Población y Evolución
· Factores Económicos
· Léxico Canario - Habla Canaria
» Historia de Tenerife y de Canarias
· Leyendas Canarias
· Mitología Canaria
Historia de Tenerife
Origen de las Islas Canarias. Los guanches de Tenerife. La Conquista de las Islas Canarias. Los dioses Achamán, Chaxiraxi, Magec, Guayota, el Mencey Tinerfe el Grande. Los piratas y sus invasiones. Época de transición a la época moderna. Comienzos de la actividad turística.
Origen de las Islas Canarias
Hoy en día se puede constatar que el origen de las islas es volcánico. Atrás en el tiempo quedan varias leyendas canarias y mitos canarios. En la mitología, Platón hablaba de la Atlántida, ese gran continente sumergido en una zona aproximada sobre la que posteriormente se erigieron las Islas Canarias. En lo que respecta al origen de los habitantes prehispánicos que poblaban las islas anteriormente a la Conquista, también son varias las teorías al respecto. Como fecha del primer poblamiento se señala el primer milenio A.C., y actualmente han ganado peso las teorías que unen, la población aborigen con el ámbito norteafricano y el entorno cultural de los bereberes. Sin embargo, las crónicas de la Conquista señalaban a los aborígenes como "hombres muy altos, rubios y de ojos claros". De ahí las dudas que surgieron sobre su origen.
La población prehispánica: los guanches
Los guanches debieron llegar a Tenerife en un período comprendido desde antes del siglo V a.C. hasta el comienzo
de la Era Cristiana. Durante casi dos mil años, poblaron la isla y trataron de adaptarse a sus particularidades
medioambientales hasta que en 1496 fueron sometidos por las tropas españolas.
Respecto al nivel tecnológico, los guanches pueden ser encuadrados entre los pueblos de la edad de piedra, si bien esta
terminología es rechazada debido a la ambigüedad que presenta. La cultura guanche se caracteriza por un desarrollo cultural
avanzado, que posiblemente está en relación con los rasgos culturales bereberes importados desde el norte de África y un
desarrollo tecnológico pobre, determinado por la escasez de materias primas, sobre todo de minerales que permitan la extracción
de metales. Su actividad principal era el pastoreo, pero también se dedicaban a la agricultura, la recolección, la pesca,
marisqueo de orilla o la artesanía.
En cuanto a las creencias, la religión guanche era politeísta aunque el culto astral estaba generalizado. Junto a él
había una religiosidad animista que sacralizaba ciertos lugares, fundamentalmente roques y montañas. Entre los principales
dioses guanches se podrían destacar; Achamán (dios del cielo y supremo creador), Chaxiraxi (diosa madre identificada más tarde
con la Virgen de Candelaria), Magec (dios del sol) y Guayota (el demonio) entre otros muchos dioses y espíritus ancestrales.
Especialmente singular era el culto a los muertos, practicándose la momificación de cadáveres.
La sociedad guanche estaba dividida en estratos definidos por la riqueza, en cabezas de ganado especialmente,
diferenciándose por un lado la nobleza y por otro el pueblo. La isla se dividía en territorios cuyo rey era el mencey
(nombre dado al monarca de los guanches de Tenerife, que regía un menceyato o territorio). Unos cien años antes de la
conquista, existía un mencey llamado Tinerfe el Grande, hijo del Mencey Sunta. Tinerfe tenía su corte en
Adeje desde donde gobernaba toda la isla. A su muerte, sus nueve hijos se rebelaron y se repartieron la
isla en nueve menceyatos y dos achimenceyatos independientes (llamados capitanías por los conquistadores). Los
menceyatos y sus menceyes (por orden de descendencia) fueron los siguientes:
· Taoro: actualmente Puerto de la Cruz, La Orotava, La Victoria de Acentejo, La Matanza de Acentejo, Los Realejos y
Santa Úrsula sus menceyes fueron Bentinerfe, Inmobach, Bencomo y Bentor.
· Güímar: en la actualidad El Rosario, Candelaria, Arafo y Güímar y sus menceyes fueron Acaymo, Añaterve y Guetón.
· Abona: Fasnia, Arico, Granadilla de Abona, San Miguel de Abona, Arona y sus menceyes fueron Atguaxoña y Adxoña (o
Adjona).
· Anaga: Santa Cruz de Tenerife y San Cristóbal de La Laguna (la zona de la propia laguna) y sus menceyes fueron
Beneharo y Beneharo II.
· Tegueste: Tegueste, parte de la zona costera de La Laguna y la propia vega lagunera, sus menceyes fueron Tegueste,
Tegueste II y Teguaco.
· Tacoronte: Tacoronte y El Sauzal y sus menceyes fueron Romén y Acaymo.
· Icode: San Juan de la Rambla, La Guancha, Garachico e Icod de los Vinos y sus menceyes fueron Chincanayro y Pelicar.
· Daute: El Tanque, Los Silos, Buenavista y Santiago del Teide y sus menceyes fueron Cocanaymo y Romén.
· Adeje: Guía de Isora, Adeje y Vilaflor y sus menceyes fueron Atbitocazpe, Pelinor, e Ichasagua.
También se encontraba el Achimenceyato de Punta del Hidalgo gobernado por Aguahuco (el "Hidalgo pobre", hijo ilegítimo del
Gran Tinerfe) y Zebenzui.
A pesar del tiempo transcurrido desde la conquista del Archipiélago aún hoy se mantienen muchos topónimos que nos recuerdan la lengua de los guanches. Son muchos los lugares que, aunque con importantes variaciones, conservan su denominación prehispánica.
Lugares de interés arqueológico
La isla cuenta además con varias zonas arqueológicas de esta época anterior a la conquista. Por lo general, este patrimonio lo
representan cuevas rupestres que si bien están repartidas por toda la geografía insular, la mayoría se encuentran en la vertiente
meridional. Entre ellas se podría citar la Zona Arqueológica Los Cambados y la Zona Arqueológica de El Barranco del Rey ambas en el
municipio de Arona. También podríamos destacar la Cueva de Achbinico (primer santuario cristiano de Canarias, de época
guanche-castellana) y lugar este donde han aparecido diversos utensilios arqueológicos de época guanche muy anteriores a la
conquista.
Otro lugar de gran interés arqueológico es el Macizo de Anaga, esta zona de la isla es uno de los lugares más ricos en
hallazgos arqueológicos de Canarias. Se han hallado gran cantidad de momias guanches en este lugar así como cuevas con algunos
restos de animales momificados, y piedras con inscripciones como la llamada "Piedra de Anaga". Al otro lado de la isla en el
municipio de El Tanque se encontró otra piedra con inscripciones la "Piedra Zanata" que parece haber estado relacionada con el
mundo mágico-religioso de los guanches. Además en la isla se encuentran las controvertidas Pirámides de Güímar, de las cuáles hay
muchas hipótesis sobre su construcción, aunque aún no se ha dado una definición oficial sobre su origen.
La Conquista de las Islas Canarias
En diciembre de 1493, Alonso Fernández de Lugo obtuvo de los Reyes Católicos la confirmación de sus derechos de conquista sobre la isla de Tenerife. En abril de 1494, y procedente de Gran Canaria, desembarcó el conquistador en la costa de la actual Santa Cruz de Tenerife con una tropa de peninsulares y canarios (gomeros y grancanarios, sobre todo) formada por unos dos mil hombres de a pie y 200 a caballo. Tras levantar un fortín se dispuso a adentrarse hacia el interior de la isla.
Los menceyes de la isla de Tenerife tomaron distintas posturas en el momento de la conquista. Se constituyeron así el bando de paz y el bando de guerra, integrado el primero por los menceyatos de Anaga, Güímar, Abona y Adeje, y el segundo por Tegueste, Tacoronte, Taoro, Icoden y Daute. El bando opositor se enfrentó tenazmente a los castellanos de modo que la conquista tinerfeña se prolongó durante dos años. Las tropas castellanas sufrieron una derrota a manos de los guanches en la Primera Batalla de Acentejo en 1494. Sin embargo, los guanches, superados por la tecnología y por las nuevas enfermedades a las cuales no eran inmunes, cayeron frente a las tropas de la Corona de Castilla en la Batalla de Aguere y en la Segunda Batalla de Acentejo culminando la conquista en septiembre de 1496.
Como en el resto de las Islas, muchos de los aborígenes fueron esclavizados, especialmente los pertenecientes al bando de guerra, mientras que buena parte de la población indígena sucumbió a enfermedades importadas como la gripe y, probablemente, la viruela, enfermedades infecciosas para las que aquella sociedad neolítica, debido a su aislamiento, no había desarrollado su sistema inmune. Tras la conquista, y especialmente durante el siglo posterior a ella, se fue produciendo una repoblación y colonización paulatina de la isla con la llegada de inmigrantes provenientes de diversos territorios pertenecientes al incipiente Imperio Español (Portugal, Flandes, Italia, Alemania).
Los bosques de Tenerife se vieron gradualmente afectados por el crecimiento poblacional y por la consecuente necesidad obtener terrenos despejados que permitieran la explotación agrícola para consumo propio y para la exportación. Así fue el caso de la introducción del cultivo de la caña de azúcar a principios del siglo XVI mientras que, en siglos sucesivos, la economía de la isla se centró en el aprovechamiento de otros cultivos tales como la vid y la cochinilla para fabricar tintes, así como el plátano.
El ataque de Horatio Nelson
Tenerife fue atacada, como las otras islas, por corsarios de varias nacionalidades (franceses, ingleses, holandeses y berberiscos) varias veces a lo largo de su historia, según el devenir de las alianzas y guerras de España. De entre estos ataques destaca por su lugar en la historia el ataque de los británicos de 1797.
El 25 de julio, el Almirante Horatio Nelson atacó Santa Cruz de Tenerife, capital de la isla y Jefatura de la Capitanía General. Tras un feroz ataque, la defensa organizada por el General Gutiérrez repelió a los británicos. Nelson perdió su brazo derecho por una bala de cañón (dice la leyenda que del cañón "Tigre") mientras intentaba desembarcar en la orilla de la costa de la zona de "Paso Alto".
El 5 de septiembre, otro intento de desembarco en la región de Puerto Santiago fue repelido por los habitantes del Valle de
Santiago del Teide, que lanzaron piedras a los británicos desde lo alto de los Acantilados de Los Gigantes.
Otros corsarios, principalmente ingleses, también atacaron la isla de Tenerife con mayor o menor suerte, Robert Blake (1656),
Walter Raleigh, John Hawkins, John Genings (1706), Woodes Rogers, entre otros.
Emigración a América
Tenerife, del mismo modo que otras islas, ha guardado una estrecha relación con América. Desde los inicios del proceso de colonización del nuevo mundo, fueron varias las expediciones que antes de surcar el atlántico hicieron escala en la isla y sumaron al pasaje numerosos tinerfeños que formaron parte integrante de las expediciones de conquista o que simplemente partieron en busca de mejores garantías de futuro rumbo al continente americano. A su vez, independientemente del tránsito humano fue importante el intercambio de especies animales y vegetales que se estableció entre las dos tierras.
Tras un siglo y medio de relativo crecimiento alrededor del año 1670 el complicado comercio exterior del sector vitivinícola propicia la emigración de muchas familias especialmente hacia Venezuela y Cuba. Además por esas fechas surge el interés por parte de la Corona de poblar aquellas zonas vacías de América a fin de evitar su ocupación por otras potencias como había ocurrido en el caso de los ingleses con Jamaica o los franceses con las Guayanas o el oeste de La Española, de manera que también importantes remesas de canarios y entre ellos tinerfeños parten hacia el nuevo destino colombino. La creciente agricultura cacaotera en Venezuela y tabaquera en Cuba, de finales del siglo XVII y principios del XVIII, contribuyó a la despoblación casi íntegra de localidades como Buenavista del Norte, Vilaflor o El Sauzal. Testigo de la historia emigrante de la isla es la fundación en las afueras de Santo Domingo del poblado de San Carlos de Tenerife en 1684. Este poblado fundado esencialmente por tinerfeños se creó con un claro objetivo estratégico ya que permitía preservar la ciudad del asedio de los franceses establecidos en la parte occidental de la isla de La Española. Entre 1720 y 1730 fueron trasladadas por la Corona 176 familias canarias, entre ellas numerosas tinerfeñas a la isla caribeña de Puerto Rico. En 1726, en torno a 25 familias isleñas emigraron a América para terminar fundando la ciudad de Montevideo. Cuatro años más tarde, en 1730, partió otro grupo que, al año siguiente, fundaría la ciudad de San Antonio de Texas, (Estados Unidos). Luego, entre 1777 y 1783, el puerto de Santa Cruz de Tenerife despide a los fundadores de San Bernardo, en el estado de Luisiana, y también a algunas remesas con rumbo a Florida.
Desafortunadamente, debido a los problemas económicos derivados de la escasez de materias primas y de la lejanía con respecto a Europa, la emigración al continente americano, eminentemente a Cuba y Venezuela, continuó en los siglos XIX y principios del XX. Desde hace décadas, con las nuevas políticas de protección de la economía canaria y con el auge de la industria turística la dinámica migratoria se ha invertido, y hoy es Tenerife la que atiende el retorno de estos isleños, sus descendientes y otros inmigrantes perdurando así el influjo que germinó cinco siglos atrás.
Erupciones volcánicas históricas
Las erupciones volcánicas acontecidas en Tenerife de las que se tiene indudable constancia histórica se limitan a cinco. La primera de ellas fue en 1492 en Volcán Boca Cangrejo que fue observada por Cristóbal Colón. La siguiente ocurrió en el año 1704, cuando entraron en erupción, de forma sincrónica, los volcanes de Arafo, Fasnia y Siete Fuentes. Dos años más tarde, en 1706, tuvo lugar la erupción de mayor magnitud de las históricas al entrar en erupción el volcán de Trevejo. Éste arrojó grandes cantidades de lava que sepultaron la ciudad y puerto de Garachico, en aquel entonces el más importante de la isla. La última erupción volcánica del siglo XVIII se produjo en 1798 en las Cañadas de Teide, concretamente en Chahorra. Finalmente, en 1909 la actividad eruptiva irrumpió en el volcán de Chinyero, en el municipio de Santiago del Teide. Posteriormente a esa fecha y hasta la actualidad no se han producido nuevas erupciones en la isla. Además, a pesar de la naturaleza absolutamente volcánica de Tenerife, los cinco episodios eruptivos históricos no han ocasionado víctima mortal alguna.
Historia reciente
Otros visitantes menos hostiles llegarían a la isla en siglos sucesivos. En 1799 el naturalista Alexander von Humboldt
ascendió el pico del Teide y comentó la belleza de la isla.
Numerosos turistas comenzaron a visitar Tenerife a partir de la década de 1890, especialmente las ciudades norteñas de Puerto de
la Cruz (primer municipio turístico de Tenerife mediante orden ministerial del 13 de octubre de 1955 que lo declaró "Lugar de
Interés Turístico") y Santa Cruz de Tenerife.
En marzo de 1936, el general Francisco Franco fue destinado a Tenerife por el gobierno republicano, temeroso de su
influencia militar y política, con el fin de alejarlo de los centros de poder.
La colisión entre dos aviones ocurrida el 27 de marzo de 1977 en el aeropuerto de Tenerife Norte, al norte de la isla, sigue
siendo el accidente con mayor número de muertos de la historia de la aviación. Los aviones implicados en la tragedia tenían como
destino Gran Canaria, pero habían sido desviados a Tenerife debido a la explosión de una bomba (supuestamente colocada por el
grupo terrorista separatista MPAIAC) en el aeropuerto grancanario.